× NOTICIAS DESTACADAS MODA BELLEZA ESTILO DE VIDA RECOMENDACIONES EDICIÓN DIGITAL MOTOR

Estilo DF Silvia Navarro

por: Hayde Martínez

Mejor  que nunca.

Actualmente la vemos en la obra Donde los Mundos Colapsan, puesta que la retó al enfrentar una nueva forma de trabajar.

Ya llegará, señora, ya llegará”, es lo que Adrián Vázquez, escritor y director de Donde los mundos colapsan, decía a Silvia Navarro durante los ensayos de la puesta en escena cada vez que la actriz preguntaba acerca de algún pasaje de la trama o de la conclusión de la misma que hoy día se encuentra en plena temporada en el Teatro López Tarso. Fue la admiración mutua lo que los llevó a trabajar juntos, pero lo que Silvia ignoraba es que el proceso creativo del dramaturgo es muy singular, pues éste desarrolla cada una de sus obras en conjunto con sus actores, durante lo que se conoce como trabajo de mesa y tiempo de ensayos. Con la sinceridad que la caracteriza, Silvia confiesa que esta forma de trabajar le generó mucha angustia, pues ella, como muchos histriones, acostumbra a recibir propuestas con guiones concluidos, sin embargo, apostó por esta dinámica y hoy día se encuentra a mitad de una exitosa temporada de la que ella misma comparte detalles con EstiloDF. Resulta muy interesante que una actriz como tú deje la comodidad que ofrecen los personajes de televisión y busque proyectos teatrales interesantes… Después de terminar mi última telenovela no descansé, mis vacaciones consistieron en ir al teatro, lo cual para mí es una necesidad porque en México se hace muy buen teatro y porque cada que veo una obra siento que me meto en un nuevo viaje, en mundos sumamente atractivos; además quería ver qué propuestas había porque sabía que este año iba a estar en el escenario. ¿Cómo llega a ti esta propuesta? Aquí todo fue al revés: todo empezó cuando fui a ver el trabajo de Adrián Vázquez, después de eso me sentí con ganas de buscarlo y decirle: “Señor, con usted, lo que quiera”, y una vez que se lo dije en persona, él me vio fijamente y me preguntó si estaba segura, le dije que sí y así empezamos a trabajar, pero una vez que iniciamos yo me decía: “¡No puede ser!”. Me ponía mal, no sabía adónde íbamos a llegar. ¿De qué trata esta historia? Por un lado vemos a una chava que crece con sensaciones de abandono que marcan su vida, y con el tiempo se convierte en una mujer que aparentemente ya aprendió lo que debe aprender; al mismo tiempo es la historia de dos almas que caminan de forma casi paralela desde que comienzan a vivir, pero no se cruzan sus caminos y cada vez que se aproximan pasa algo que nos hace saber que no es el momento, hasta que un día todo conspira para que por fin pase ese gran cruce. ¿Qué desafío representó para ti dar vida a Valeria, tu personaje? Primeramente entender la particularidad de Adrián a la hora de trabajar, ese estilo que tiene; sus obras se han hecho así, desarrollando dramaturgia y dirección al mismo tiempo. Unos días Adrián me puso a trabajar en el texto, otros físicamente, unos más entrenando otras cosas para entender que muchos estamos con otros por algo específico; me parece que no estamos del todo separados unos de otros, creo en la teoría de los seis grados de separación, creo que todos somos parte de todos. Esto generó momentos súper angustiantes y días complicados, pero también cosas lindas de las que he aprendido mucho, entre ellas a confiar. Yo le decía a Adrián que nunca me he casado precisamente porque no me gustan las sorpresas, y en él confié más que en otra persona. ¿Qué te generaba angustia? Ese no saber las cosas, en las juntas veía a Adrián y le preguntaba qué me iba a dar a mí, cómo iba el desarrollo de la historia, y él sólo me decía: “Ya llegará, señora, ya llegará”, hasta que llegó y de una manera mucho mejor de lo que esperaba. Para mí, ésta es una historia redonda, perfecta; la dramaturgia de Adrián es maravillosa, cada vez que repaso mis textos me sorprende lo que me hace sentir, y me encanta porque cada día descubro más cosas, eso me fascina. ¿Consideraste en algún momento abandonar el proyecto? En una plática que tuve con Osvaldo y el equipo decíamos que, si el alma no podía estar tranquila, es decir, si no podíamos soportar la angustia de no saber adónde íbamos, mejor no nos metiéramos en este rollo, a menos de que confiáramos plenamente en lo que estaba haciendo ese señor, y me tranquilizaba un poco, pero me volvía a inquietar porque no sabía lo que estaba haciendo. Sin embargo, fue una apuesta muy afortunada porque esta obra tiene totalmente el sello Adrián Vázquez. ¿Qué sabor de boca te deja el compartir escenario con Osvaldo Benavides? Está mejor que nunca, lo juro. Ensayar con él fue el primer reto porque estaba haciendo una serie, luego se fue de viaje, entró a promoción una de sus películas y tuvimos muy pocos días, y de muchas horas, para trabajar. Todo fue muy intenso, pero al mismo tiempo gratificante; veía a mi compañero con los textos bien aprendidos y además diciéndolos increíblemente bien, entonces le decía a Adrián que quiero ser como él. Cuando se trata de un compañero brillante con el que además voy a trabajar siempre, me pregunto: ¿y si le quedo a deber?, ¿y si no estoy a la altura? Le preguntaba a Adrián que cómo le hacía Osvaldo porque está delicioso, de verdad, es muy placentero trabajar con él. ¿Cómo describirías la lección que esta obra y este personaje dejan en tu carrera? El mensaje de ambos es que no se puede controlar casi nada, ni siquiera aquello que nos importa; tal vez eso es lo que me enseña la obra, que aunque quiero controlarlo todo, no puedo porque simplemente no está a mi alcance. Me puse en un lugar en el que nunca había estado, me permití exponerme desde un sitio que no conocía. Esta temática de dos personas que caminan paralelamente hasta que algo pasa y se cruzan sus destinos, ¿tiene algo que ver con el tema de los universos paralelos? Cuando llegó el final, apenas me lo empezó a contar y lloré desde el primer segundo; en general, la obra me toca mucha fibras porque tiene cosas mías, no iguales, pero sí muy semejantes, y con el paso de las semanas me he dado cuenta de que es una historia que también toca la vida de muchas personas porque todos sentimos lo mismo, tenemos carencias, queremos amor, y hemos tenido momentos que nos han marcado; exactamente por eso somos igualitos todos. Me dolía verme en mi personaje y ver a Richard ahí, y cómo la vida apenas los aproximaba y cómo los dos esperaban el momento en que pudieran estar juntos, a mí todo eso me sonaba como algo interestelar; al final lo que hace Adrián es genial. Me parece que se relaciona con ese tema, aunque el autor dice que no fue su propósito establecer esa relación. ¿Cómo recomiendas este trabajo escénico? Me gusta decirle a la gente que vaya al teatro porque esta obra es vida pura, que vaya porque va a reír, a llorar, porque le tocará el corazoncito, pues habla del amor en muchas de sus expresiones; también va a pensar, a disfrutar, todo de forma muy dinámica; es una obra corta de apenas una hora con 20 minutos. Esta puesta me conecta con la gente en varios aspectos, estoy segura de que muchos se van a ver en mi personaje; además esta historia rompe el esquema de la cuarta pared y no es que sea un espectáculo de cabaret donde hay una retroalimentación directa e inmediata por parte del público, pero sí es cierto que la gente hace que las cosas sucedan desde otro lugar. Para mí es muy importante que el público esté para que yo sepa qué voy a decirles, me sé mi texto, pero nunca sé a dónde me va a llevar esa magia del teatro que está más presente que nunca. ¿Estás donde te visualizaste a esta altura de tu vida? Me falta mucho aún, pero estoy contenta de dónde estoy, me encanta que Adrián se haya arriesgado a trabajar conmigo, me hace sentir afortunada. El otro día unas personas le preguntaban por qué decidió trabajar con nosotros que no somos de teatro y él simplemente les dijo que estamos en el teatro y que nos fueran a ver, me sentí bendecida de estar en este lugar y tiempo, diciendo los textos que digo, porque creo que el teatro me reivindica. Cuando me veo en escena y me meto en ciertos textos, digo: “¡Gracias, Dios!”. ¿Qué estás haciendo para saborear la vida como lo haces? Empecé en el budismo y me está ayudando mucho, siempre estudio algo para ver la vida de otra manera, para sentirla, por eso ahora también medito. Antes decía que el pole era mi meditación en movimiento porque era el único momento en el que podía estar totalmente enfocada en el presente, en mí y conmigo; a diferencia de lo que la gente cree del tubo, para mí es totalmente lo contrario, hago pole todos los días, incluso lo hago también en la obra, pero casi no se ve. Para mí es una manera de estar bien. Con tanto trabajo, ¿cómo te das tiempo para atender tu faceta de mamá? Uno de tantos días me angustié y decidí irme a acostar con León, mi hijo, quien me preguntó: “¿Qué tienes?”, y le dije que me perdonara si había estado un poco más callada, pero que había estado ocupada con la obra que él ya había visto, y al verme tan agobiada me preguntó: “¿Tienes muchos problemas?”, y le contesté que sí, y él me respondió que no me preocupara, aunque no puede pronunciar bien la palabra, y sí, me dormí con él abrazada (llora al mismo tiempo que saca el teléfono para ver fotos del pequeño). Pensé que si un niño de dos años me dice que no me preocupe, pues opto por eso, por no preocuparme y por dejar que las cosas fluyan.

 

¿Tienes propuestas de televisión? De tele no, de cine, aunque todavía nada cerrado y no sé bien para qué fecha. Han ido a ver la obra algunos productores y me dijeron que no me iban a presionar, pero que pronto me hablaban para platicar, así que eso me hace pensar que estoy en la mira, pero de nuevo no sé en qué. ¿Te gustaría ser parte del elenco de alguna serie? ¡Me encantaría! Creo que en este mundo hay alguien que maneja otros mundos que me tienen en cuatro telenovelas en México al mismo tiempo, lo cual es poco común, lo que me hace pensar que el que yo sea llamada para un proyecto así puede alejarse, pero nadie lo sabe. Regularmente te vemos como la heroína de las historias en las que participas, ¿aceptarías interpretar una antagónica? ¡Claro!, quiero hacer de todo. Pienso que con Giselle González en Caer en tentación se partieron los esquemas de las historias en televisión, y a partir de eso no estaría mal ninguna propuesta, siempre y cuando traiga consigo personajes interesantes. Inquieta como sabemos que eres, ¿está en tus planes producir? Trato de aprender todo lo que pueda a mis productores, sé que producir contenidos es mucho trabajo y no es ni fácil ni rápido; me gusta la idea, pero por ahora lo que debo hacer es aprender, antes de lanzarme solita.

 

 

Deja un comentario

Podría interesarte

Leer más de