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Estilo DF Weekend Sofia Niño de Rivera

por: Hayde Martínez

Aprende a reírse de la vida.

Desde que decidió tomar el micrófono y subirse por vez primera a un escenario para dejar al descubierto su humor ácido e irreverencia, Sofía Niño de Rivera ha sido testigo del potencial del stand up en carne propia. Y es que lejos han quedado los días en que, como pionera de un género relativamente desconocido en México, tuvo que ofrecer shows para apenas una veintena de personas. Ahora, la capitalina se da el lujo de llenar recintos de alto renombre, como El Plaza Condesa y el Teatro Metropólitan, y presume ser la primera mujer en grabar un especial en español para Netflix. Si esto no fuera suficiente, este año se encuentra ante uno de los retos más desafiantes de su carrera: convertirse en la primera standupera  en presentarse en el Auditorio Nacional, el próximo 5 de diciembre, una oportunidad que considera ideal para seguir abriendo puertas al resto de sus colegas y dejar en claro por qué se trata de una de las comediantes más exitosas. En entrevista con  EstiloDF, Sofía habla de este importante acontecimiento, no sin antes hacer un recuento de su carrera, revelar cuáles han sido las claves de su éxito y destacar la importancia que tiene el stand up en su vida, una actividad que, asegura, va más allá de simplemente entretener.

 

¿Ya estás lista para tu presentación en el Auditorio Nacional?

Claro, ya estoy más que lista. En realidad llevo todo el año preparándome para esto, pues a diferencia de los músicos, nosotros vamos puliendo el show hasta que estamos satisfechos con el resultado y entonces sí nos aventamos a grabarlo. Claro que debo admitir que tengo nervios y una gastritis que me ha durado días, jajaja, pero es por esa responsabilidad que provoca pisar un lugar tan emblemático y saber que será grabado para Netflix.

 

¿Qué podemos esperar esa noche?

Se trata de un show totalmente diferente que toca todo tipo de temas: relaciones personales, selección natural, todo lo que le pasó a mi vida después del primer especial que hice para Netflix, y otros tantos que son bastante identificables por todos. Tus shows se han caracterizado por incluir contenido político y social, ¿a qué responde esta necesidad por abordar tales temáticas? Lo que me atrajo del stand up desde el principio es que se trata de un tipo de comedia que puede tocar cualquier tema y hacer burla de él. Lo catártico que es esta actividad a nivel psicológico y emocional me ayuda no sólo a mí, sino a todos los que acuden a verlo. Puedes hablar de tantas cosas desde otro punto de vista para que también la gente no piense que el mundo se va a acabar mañana, porque es tan abrumador todo lo que está pasando que creo que verlo desde la comedia es mucho más interesante. Burlarme de la vida y de muchas otras cosas ha sido lo más divertido que he hecho hasta ahora, por eso mi necesidad de mostrarle a la gente que existe otra forma de ver las cosas.

 

¿Y tienes problema de burlarte de ti?

Para nada, creo que esa es la regla número uno: primero empieza por ti y luego con todo lo demás. Quien tiene la necesidad y la facilidad de burlarse de sí mismo, creo, es algo muy catártico, te ayuda mucho a no tomarte tan en serio.

 

Fuiste la primera mujer con un especial de comedia en Netflix y ahora eres la primera  standupera  en tener un show en el Auditorio, ¿qué tanta importancia tiene para ti ser la primera en conseguir estos logros?

Para mí es muy gratificante porque para lo único en que fui la primera en la vida fue estar hasta el frente de la fila por mi estatura, jajaja. Es un giro bastante padre, sobre todo cuando no te lo esperas, y es que cuando empecé, esa clase de satisfacciones jamás pasaban por mi cabeza, pero ahora que han sucedido las disfruto y las tomo con mucha responsabilidad. Lo que más me emociona es abrir la puerta a un tipo de comedia que no existía antes en el país. Después de años sobre el escenario, ¿consideras que ya sabes discernir entre aquel material que es efectivo y aquello que no? El stand up es una profesión que siempre te da cachetadas de humildad, pues las cosas no siempre resultan como las tienes pensadas. Sin embargo, llega el momento en el que te has subido tantas veces al escenario tras muchos años, que más o menos aprendes a identificar qué funciona y qué no con cierto público, a pesar de que siempre hay sorpresas. Lo más importante es armar un show con una buena columna vertebral, con cosas básicas que sabes que pueden funcionar y a las que puedes recurrir cuando no todo está saliendo como creías.

 

A pesar de que ya han pasado años desde que llegó a México, el stand up es relativamente nuevo en nuestro país, ¿crees que tiene el potencial para consolidarse por completo?

Creo que sí, quizá lo que le falta es tiempo. Quienes nos dedicamos a esto sabemos que deben pasar de siete a 10 años para que puedas consolidarte, y ahora existe un boom de nuevos talentos que apenas llevan uno o dos años. Pero si se trata de personas apasionadas, que están comprometidas con este tipo de comedia y aguantan vara, yo veo un futuro prometedor para el stand up en México. Creo que la mejor prueba de que esto no es un asunto de la casualidad es que se están llenando Auditorios Nacionales u otros escenarios mucho muy importantes.

 

¿Ha sido difícil llegar hasta donde estás?

Claro, debo decir que los primeros escenarios a los que me subí eran horribles, jajaja, y la gente ni siquiera me iba a ver a mí o, peor aún, ni siquiera se reían de mi rutina. Me tocó picar piedra al principio, como cuando tenía que ir a la casa de desconocidos para dar shows para 15 personas o presentarme en bares con apenas público. Sin embargo, creo que la clave es subirte a pesar de todo, aprender de los fracasos y ser constante hasta que finalmente obtienes aquello que siempre anhelaste.

 

¿Cómo lidiar con un público difícil?

Por más que lleves años en esto, esas cosas siempre van a seguir pasando, sobre todo cuando escribes nuevo material y es necesario probarlo para saber si funciona o no, por lo que seguramente la primera vez que diga un chiste no estará tan pulido como podría estarlo y provocará que la gente se ría poco o nada. A mí lo que me gusta hacer en una situación así es burlarme de ello, hacerlo evidente para lograr unas cuantas risas extra y, entonces sí, bajar del escenario para arreglar un chiste y volverlo efectivo.

 

Siete años llevas dedicada a esto, ¿dónde surgió la idea de dedicarte al stand up?

Originalmente era redactora creativa en varias agencias de publicidad, pero cuando vi que no estaba conforme ni orgullosa con lo que hacía, decidí tomar la decisión de acercarme a esto. El stand up siempre me ha llamado la atención porque crecí viendo ese tipo de formato gracias a mi papá, quien también me enseñó la comedia que se hacía en diferentes partes del mundo como La Tremenda Corte (Cuba), Miguel Gila (España) o Bill Cosby (Estados Unidos). Me gusta mucho escribir, lo cual me ayudó porque pienso que el stand up es mucho escribir comedia, no sólo ejecutarla. Comencé a escribir algunas cosas cómicas para una revista, pero todo esto detonó cuando pude presenciar comedia en vivo en Nueva York. Ahí fue cuando dije: “Yo quiero hacer esto”. Regresé, renuncié, vendí mi coche y me aventuré a hacerlo.

 

Una cosa es tener el deseo de hacer algo y una muy diferente es saber si se es bueno para ello, ¿cuándo te diste cuenta que tenías aptitudes para esto?

Creo que fue cuando tuve la primera oportunidad de dar un show para cerca de 100 personas y escuché la primera risa al minuto de haber empezado. Recuerdo que en esa ocasión las risas se fueron incrementando a tal grado que pensé que de verdad tenía algo.

 

Hace poco impartiste algunos talleres de stand up a internas de la penitenciaría de Santa Martha Acatitla, ¿de dónde surgió la idea de esta iniciativa?

Inicialmente Saskia Niño de Rivera, mi prima y directora de la asociación Reinserta, cuyo objetivo es apoyar a la comunidad carcelaria y reinsertarla a la vida cotidiana, me comentó acerca de una iniciativa que buscaba recaudar fondos e inicialmente ofrecimos un show. Sin embargo, también decidimos ir a las cárceles y me di cuenta de cómo vivían los internos. Al ver que no tenían muchas actividades, tuve la idea de impartir unos talleres de stand up, pues consideré que esta herramienta podría ayudarles a no sólo pasar el tiempo, sino a resolver muchas cuestiones que experimentan en la soledad. El stand up es una actividad que además de entretener, puede informar y provocar un cambio. Hay comediantes de diferentes partes del mundo que han provocado cambios mediante su trabajo, y me gustaría poder hacer algo similar.

 

¿Qué aprendiste de esta experiencia?

Creo que aprendí cómounciona el país, pues las cárceles son como un México chiquito, en donde te das cuenta de todo lo que se necesita cambiar para que avance el país. Aprendí a no juzgar a las personas y a tratar de entenderlas, a ellas y su historia, y ver su lado más humano. Además, creo que también me di cuenta que tengo algo de “barrio”, porque meterte a la cárcel así porque sí no es fácil; pienso que tengo la piel bastante gruesa para hacer ese tipo de cosas.

 

Cierras el año de la mejor forma posible, pero ¿ya estás pensando en 2018?

Así es, cierro el año haciendo algo que jamás me imaginé que podría suceder. Pero también estoy enfocada en todos los proyectos que vienen. Tengo cosas nuevas respecto al stand up y además se viene el estreno de dos películas en las que participo: Una mujer sin filtro, junto a Fernanda Castillo, y Ni tú ni nadie, con Andrés Almeida. Es muy divertido poder retomar esta faceta como actriz porque se trata de comedia, un género con el que me siento muy familiarizada y que disfruto enormemente.

 

CUESTIÓN DE ESTILO

Comediante mexicano: Carlos Ballarta

Comediante extranjero: Eddie Izzard

¿Qué te hace reír? “El humor involuntario”

¿Tu estilo? “Aquello que me haga sentir cómoda en ese momento”

¿Tus básicos? “Unos Converse y una playera blanca”

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