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Estilo DF Weekend Yalitza Aparicio

por: Mario Cabrera

YA GANÓ.

No sueño con el Oscar”, afirma Yalitza Aparicio para emular, involuntariamente, las palabras de otras actrices que en la antesala de la premiación han desestimado con humildad la idea de ser distinguidas con la estatuilla más codiciada del gremio actoral. “Para mí ya es un premio estar nominada, así como también lo es que muchas personas se sientan felices por llegar hasta aquí”, agrega mientras la sonrisa perpetua de su rostro contradice a la timidez que, admite, la ha acompañado desde pequeña, cuando se escondía de la cámara cada vez que alguien sugería la idea una fotografía. Es apenas la segunda mexicana en la historia que es considerada por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood para competir por el reconocimiento individual en la ceremonia de los premios Oscar este domingo, pero lejos de vanagloriarse, sus frases siguen gestándose en plural. Los nombres de Alfonso Cuarón, Marina de Tavira (su coprotagonista) y Gabriela Rodríguez (la productora), aparecen durante la charla, en la que continuamente alude al trabajo colectivo como el verdadero valor de Roma, la cinta más galardonada en la historia del cine mexicano. En su mirada hay algo casi magnético, pero cuando su personalidad asoma entre sus palabras es cuando la fascinación alcanza un nuevo nivel. Su cautela para elucubrar sus respuestas le brinda breves instantes que aprovecha para encontrar cada vez más paralelismos entre su nueva profesión y la que ella eligió: la enseñanza preescolar. Y es que tras interpretar a Cleo, la trabajadora doméstica a quien el cineasta mexicano dedica este homenaje en pantalla, la oaxaqueña de 25 años se ha percatado que si bien su vida ha dado un intempestivo giro, la posibilidad de seguir motivando a los demás a luchar por sus metas continúa perenne. Es por ello que aquí, en el que fuera el hogar de Frida Kahlo, Yalitza habla de su compromiso con la actuación, expresión artística que piensa abrazar con respeto y seriedad, pero sobre todo con su cometido de seguir difundiendo mensajes positivos entre la comunidad ya sea en el salón de clases o en el set de filmación.

 

Han pasado ya varios meses desde que comenzó esta aventura, ¿cómo has cambiado en este tiempo?

Siento que, al menos en lo personal, he logrado desarrollarme y desenvolverme mejor en esta industria. El primer día de casting que tuve, ni siquiera quería pasar a hacer la prueba, era más reservada, y aunque ahora me siguen temblando los pies, y los nervios continúan, me esfuerzo por hacer las cosas bien y responder a todo lo que me preguntan.

 

Has mencionado en numerosas ocasiones que tú no buscaste formar parte de esto; con eso en mente, ¿te consideras una persona que cree en las casualidades o en el destino? En realidad no sé, aún sigo tratando de explicármelo, jajaja.

 

¿Casualidad, destino, suerte?

Tal vez… lo único que sí sé es que siempre es necesario esforzarte con todo lo que se te presente en el camino para que las cosas puedan lograrse, porque, aunque sea tu destino, si te opones o no le echas ganas, es imposible llegar más lejos.

 

¿Qué recuerdas de ese primer encuentro que tuviste con Alfonso?

Cuando ocurrió ese primer encuentro con él tenía nervios de hacer la prueba, pues aunque el casting fue en Oaxaca, ahora me tocaba hacerlo frente al director que, si bien no tenía noción de su gran trayectoria, me intimidaba el hecho de saber que era él quien tomaría la última decisión. Él no es una persona que llegue a imponer lo que quiere, él desde el principio trató de que me tranquilizara, me hablaba como si fuéramos grandes amigos, y eso me ayudó a que las cosas fueran más sencillas.

 

¿Cómo te sentiste aquella primera vez que estuviste frente a la cámara?

Me costó mucho estar frente a la cámara. Desde muy pequeña, ni siquiera las fotografías habían sido de mi agrado. Siento que fue como una evolución que se fue dando poco a poco. Alfonso, siempre que iba a entrar a set, hablaba conmigo y me explicaba qué iba a hacer. Por mi parte prestaba mucha atención y trataba de observar lo que hacían mis compañeros, por ejemplo Marina, quien se tranquilizaba y se concentraba en su personaje antes de empezar a rodar. Imitaba eso para lograr sacar las escenas. Estando ya en el set ayudaba demasiado que no había cosas que más adelante se iban a editar. La mayoría de las veces, todo era tan real que simplemente te transportabas a ese mundo, olvidándote que estaba ahí la cámara, que por cierto se movía con tanta sutileza que nunca sentías que ésta estuviera ahí de un lugar a otro.

 

¿Qué cambió en ti desde el primero y hasta el último día de rodaje?

Cambió mi seguridad con la que me paraba frente a la cámara y el hecho de que yo podía olvidar que estaba ahí. Ya no les tomaba tanta importancia a las personas que estaban a mi alrededor, simplemente me concentraba en que yo era Cleo y tenía que hacer lo que me correspondía. Siento que ese fue el cambio más grande que tuve.

 

El mundo se encontraba expectante de lo que Alfonso estaba preparando, una garantía de que Roma iba a dar de qué hablar, pero ¿imaginaste qué iba a escalar a este nivel?

No. Creo que después de que día a día terminaba la jornada de trabajo, lo único que ocupaba mi mente era qué estaba por suceder al día siguiente, porque no teníamos un guión y eso era como tener una espinita clavada de querer saber qué iba a pasar con tu personaje y los demás; eso era lo que más me inquietaba. Cuando terminamos el rodaje, quedó una inquietud en mí, sobre todo al pensar que, uno: la película iba a ser en blanco y negro, siendo que ya no estamos acostumbrados a ver cintas en este formato, y dos: se trata de la historia personal de Alfonso, algo que para muchos sería como abordar temas cotidianos o hasta irrelevantes… yo pensaba que la mayoría estamos acostumbrados a ver películas de ficción o más vertiginosas, y que eso provocaría que muchos no iban a querer verla. Después me dije: “Que tenga que pasar lo que tenga que suceder”. Pensaba que me iban a hablar para verla cuando se estrenara y que ahí se acabaría todo. No cruzaba por mi mente que haber participado en Roma implicaría más cosas, como desfilar en una alfombra roja o tener que dar entrevistas. No imaginaba nada de eso.

 

¿Cómo fue lidiar con ese cambio tan abrupto de vida?

He tenido el apoyo de todo el equipo que formó parte de la película, pues ellos saben que no tengo noción de las cosas que implica una experiencia como ésta. Ellos han tratado de explicarme, orientarme y nunca dejarme sola en todo esto que está pasando. Eso me ayuda a tener más seguridad y confianza para poder afrontar lo que se me ha presentado. A lo mejor a la primera no puedo hacerlo, jajaja, pero siempre trabajo para esa segunda vez.

 

¿Alfonso habló contigo sobre la repercusión que iba a tener Roma en tu vida?

Sí, habló conmigo antes de la presentación de la película en el Festival de Cine de Venecia (donde se mostró la película por vez primera el año pasado), donde recuerdo que íbamos a tener un encuentro con muchos reporteros. Él me dijo: “Tú tranquila, responde tal como piensas y eres… jamás pierdas eso. No tienes que memorizarte cosas o decir algo que te impongan, tú responde de acuerdo con lo que viviste y sientes. Siempre sé sincera”. Eso es algo que hasta la fecha llevo a cabo; a veces, aunque meta la pata, jajaja, siempre digo lo que pienso.

 

Muchas personas sueñan con la fama, pero ¿de verdad es tan buena como parece?

Tiene sus ventajas y desventajas, como todo en la vida. Tal vez para mí ha sido difícil porque nunca me ha gustado llamar la atención; hay momentos en los que no quisiera ni que me voltearan a ver, me da pena, algo que todavía ni siquiera entiendo. Pero también es bonita, al menos porque yo, gracias a ella, he podido hablar con muchas personas que me platican sobre sus experiencias viendo la película o que me cuentan lo que les logras transmitir, o quienes también te dicen que por fin se sintieron identificadas con lo que están viendo en pantalla. Eso es lo más gratificante de todo esto.

 

¿Ésta será entonces tu mayor satisfacción hasta la fecha?

Es esa, el ver cómo logras motivar a más personas. Y lo digo porque siempre había querido ser maestra, pues esa era mi ilusión: motivar a los niños a amar la escuela. Siento que por eso me gustaba la educación preescolar, pues en tus manos está el que ellos la adoraran o la aborrecieran, depende mucho de ti. El que ahora esté aquí siendo testigo de cómo personas me dicen que ya vieron que sí se puede y que te digan que van a luchar por ello, es algo que me deja sin palabras. Pensaba que eso sólo podía lograrlo al frente de un grupo pequeño, soñaba incluso que lloraba cuando alguno de ellos se graduara de la universidad. Pero el saber ahora que hay mucha gente que le está echando ganas, es muy gratificante.

 

¿Y qué hay de los desazones?

Esto ha implicado muchos sacrificios, sobre todo estar lejos de mi familia, y realmente me refiero a muy lejos. Soy muy sobreprotectora en ese aspecto y me gusta apoyarlos en todo lo que necesiten, y siento que ahora no sólo no puedo estar con ellos, sino que también los he puesto en el ojo del huracán, porque hay quienes los buscan y hasta les piden entrevistas, cuando ellos mismos me han dicho que no quieren porque no les gusta. Yo sé que ellos no quieren, pero hay quienes ahora hasta los persiguen, y eso sí me ha puesto a sufrir.

 

Se viene una gran noche que es la entrega del Oscar, una gala que podría ser descrita como el clímax de esta aventura, ¿qué te provoca el hecho de llegar ahí a sabiendas de que no sólo se ha reconocido a Roma, sino también tu trabajo individual?

Apenas estoy tratando de asimilar todo porque no esperaba una nominación. Yo sé que no tengo una carrera actoral, pero también sé que hay muchas personas que sin tener una han llegado muy lejos. Tal vez no tengo mucho conocimiento del mundo del cine, pero para mí sí eran muy importantes los Oscar. Me refiero a que esperaba que la película fuera nominada a Mejor Película, porque se iba a hablar de todo el gran trabajo que se hizo, y aunque muchas personas sigan sin aceptarla, para otras se trataba de algo muy importante. Ahora saber que estoy nominada es motivo de mucha sorpresa. Valió la pena el que me arriesgara a entrar a un proyecto cinematográfico sin ser actriz, y valieron la pena el esfuerzo y el trabajo que hice para afrontar ciertas cosas que me daban temor.

 

En este sentido, ¿cuáles son tus expectativas, sueñas con el premio?

No sueño con el premio. A lo mejor está mal, pero siento que ya gané con el hecho de estar nominada. Para mí ya es un premio, así como también lo es que muchas personas se sientan felices por todas las nominaciones que se obtuvieron. No sueño con el Oscar porque sé muy bien que las otras actrices que están compitiendo son increíbles y han hecho todos los méritos para merecer el premio. Que sean los críticos quienes decidan quién se lo llevará a casa.

 

Has tenido oportunidad de conocer a importantes celebridades y entrar en contacto con un mundo inaccesible para muchos, ¿qué se siente?

Se siente increíble y créeme que cada vez que veo fotos mías en portada o tengo oportunidad de acercarme a estos eventos tan grandes, me dan ganas de llorar de tanta emoción porque no puedo creer que estoy aquí viviendo esta experiencia que antes sólo era un sueño o algo inalcanzable. Estar aquí es muy bonito.

 

¿Qué opinas que haya gente que te quiere ver triunfar en el Oscar?

Es maravilloso sentir todo ese apoyo, eso es lo que realmente te ayuda a pararte ahí y decir “aquí estamos”, porque no es decir “yo estoy aquí y vine a esta ceremonia”, sino “aquí estamos todos los mexicanos”. Que ahora las personas hablen de mí y volteen a ver que estamos logrando tantas cosas me hace tan feliz, porque no sólo están volteando a ver a Yalitza, sino están volteando a ver que en México existen tantas cosas que aún nos falta por conocer.

 

Existe mucha expectativa respecto a lo que sucederá el domingo, pero causa igual intriga saber qué es lo que pasará después contigo, ¿deseas continuar en esto?

Sí, deseo continuar, pues me agradó mucho la experiencia, pero si no se llegara a presentar la oportunidad, pues tengo claro que es algo difícil, yo estaré feliz de regresar a dar clases. Estoy contenta con todo lo que viví y sé que será una experiencia inolvidable.

 

¿Cómo prepararse para seguir por este camino?

Poniéndome a estudiar, jajaja. Como he dicho en otras ocasiones, estaba alejada del mundo de la actuación y no sabía cosas que para otros pueden ser muy cotidianas, como saber cómo se hace una película o de qué se encargan el director o el productor. Creía que era algo muy difícil, pero no es así. Lo mismo sucede con la actuación, también sé que necesito aprender las técnicas que utiliza un actor para abrazar e interpretar a un personaje en la forma en que se debe. Sé muy bien que no todos los directores trabajan como lo hace Alfonso, quien esta vez decidió rodar en orden cronológico, lo cual implica mucha preparación para afrontar otro tipo de desafíos.

 

¿Esto lo harías a la brevedad?

Necesito un respiro antes de pensar en cualquier otra cosa, jajaja. Incluso la productora de la película, Gabriela Rodríguez, me dijo que me tomara un descanso y que no me comiera el mundo de un solo bocado, pues el cuerpo lo reciente y no daría el ciento por ciento de mí.

 

Si bien un receso es tu prioridad, ¿te han invitado a formar parte de algún otro proyecto?

En su momento salieron algunas oportunidades, pero por motivos de fechas y mi compromiso con la promoción de Roma opté por no tomarlos. Ahora me enfoco en esto, y más adelante ya veré qué es lo que pasa.

 

Tras aparecer en portadas de todo el mundo, hay quienes se han mostrado interesados en trabajar contigo, ¿te gustaría explorar otras facetas más allá de la actuación, como por ejemplo el modelaje?

Creo que para el modelaje no doy una, jajaja, mis respetos para las modelos porque a mí todo el tiempo me lloran los ojos con las luces. Si existiera la oportunidad de hacer otras cosas, sí las haría, pero siempre y cuando sea con el fin de transmitir buenos mensajes a la comunidad.

 

Más allá de lo que está sucediendo con Roma, ¿con qué sueñas?

Anhelo poder continuar con lo que me gusta (la enseñanza). Siento que no he tenido la oportunidad de pararme frente a un grupo y quiero tener esa dicha de hacerlo. Soy recién egresada y sólo tuve la posibilidad de cubrir interinatos o mis cursos, así que siento que como realmente no he ejercido como maestra, esa inquietud permanece en mí.

 

 

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